lunes, 30 de agosto de 2010

El retrato de Rose Madder


Hace un par de días terminé de leer el libro que le da título a esta entrada, de mi fiel amigo Stephen King. Me pareció fantástico, lo disfruté de principio a fin.
Cuento un poquito de qué va la cosa (sin correr riesgo de spoiler, porque ODIO cuando me cuentan algo trascendental en cualquier película/libro, así que, lector, conmigo no te preocupes, no soy de esos):
Rose Daniels es una mujer introvertida, un ama de casa como podría ser cualquier otra. Con la sutil diferencia de que su marido no es una persona que esté en sus cabales. Norman Daniels es policia y tiene un extraño hobbie: maltratar a su esposa en todos los aspectos posibles.
Después de catorce años de soportar las palizas, insultos y mordidas que le propinaba Norman, Rosie decide escapar y empezar una nueva vida, una vida sin mounstros que vivan bajo el mismo techo. Se escapa a una ciudad alejada y se topa con algo... con algo muy particular. Era como si el cuadro le hubiera hablado, obligándola a detenerse e invitándola a pasar dentro de él, a otra realidad... Y, con su ex marido buscándola como un toro en una corrida, no tendrá muchas alternativas.

• Y acá dejo un pequeño fragmento, para que vean con la crudeza que van a encontrarse si llegan a leerlo:
Norman vuelve a la cocina y allí se queda durante unos cinco minutos. Ella lo oye moverse mientras tiene lugar el aborto en sí mismo y el dolor llega al punto culminante antes de remitir en un chapoteo que siente tanto como oye. De repente tiene la sensación de estar sentada en una bañera llena de líquido caliente y pegajoso. Una especie de salsa sangrienta.

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