miércoles, 1 de septiembre de 2010

No sé qué sería de mí si no existieras.
Le agradezco a todos los dioses al que un hombre le ha rezado por el hecho de que estés presente en este mundo, de que pueda disfrutarte ahora, mañana o cuando quiera.
Porque sé que cuando te necesite vas a estar ahí, para mí.
Me acompañás cada día, y, cuando no te tengo conmigo, te extraño de una manera casi inhumana.
Es hermoso besarte en la mañana, en la tarde y en la noche.
Me das fuerzas para empezar cada nuevo día.
Y tu calor para terminarlos...
Por eso te digo:
Café, ¡gracias por existir!

2 comentarios: